Que no duerma mi guitarra que cante esperando el día, otra noche amanecida junto a la par de la luna, que cante por la fortuna del gran Gustavo Avecia.
Es nacido por Cochicó entre la gente campera, de chico calzó la espuela los recuerdos de su infancia, que para arriar la ignorancia iba a caballo a la escuela.
Allá por el puesto El Bayo paraje La Ganadera, el trenzó las ataderas de aquellas botas de potro, y se anotó los porotos para su raza campera.
Versos extraídos con permiso del autor, Ariel “Alpataco” Vázquez, del libro “Los últimos puesteros”.