Con mi guitarra celeste del color de mi bandera, y con mi sangre campera que corre por todas partes, quiero nombrar con mi arte a Apolinario Barrera.
Se crió por Agua de Torres en el Oeste Pampeano, junto a los otros hermanos después se fue a La Humada pidiéndole una tonada a Don Juancito Pagano.
Él nunca estaba enojado. él siempre estaba sonriente, con su sombrero en la frente entreverado en la farra, al sonar de las guitarras entre cervezas calientes.
Versos extraídos con permiso del autor, Ariel “Alpataco” Vazquez, del libro “Los últimos puesteros”.