Los últimos puesteros: Don David del Río

Que la guitarra del viento 
vaya templando el camino,
y en el llanto de sus trinos
llene recuerdos vacíos,
y nombre a David del Río
el señor de los molinos.
De pequeña su estatura
el domador de gigantes,
esperaba un ambulante
que lo llevara al destino,
o trotando en el camino 
con terrajas por delante.
Experto en su profesión
 Vivió por Santa Isabel,
fue combatiendo a la sed
con los primeros molinos ,
pobló el desierto bardino
con los viejos Cindelmet.

Versos extraídos con permiso del autor, Ariel “Alpataco” Vazquez, del libro “Los últimos puesteros”.