Qué lindo es amanecer por el Oeste pampeano, tener el mate en la mano y disfrutar del concierto, de aves en el desierto que comienza bien temprano.
Sentir ese aroma fresco de lluvia recién caída, que bellas amanecidas tiene el paisaje sencillo, el aromita a tomillo que tiene esa tierra mía.
Parece que el aire puro que aloja en esas distancias, se empapa con las fragancias que dan las flores silvestres, y entonces vuelve al Oeste el redomón de mi infancia.
Versos extraídos con permiso del autor, Ariel “Alpataco” Vazquez, del libro “Los últimos puesteros”.