La reestructuración del fideicomiso triguero trae hoy una nueva inquietud a los consumidores argentinos que observan como un alimento considerado parte de la alimentación familiar básica podría escalar un 40% más en su precio.
En este mes el secretario de Comercio, Matías Tombolini, estará analizando las nuevas medidas para el Fondo Estabilizador del Trigo Argentino (FETA) vigente desde el año 2019, y se espera que en octubre anuncie los cambios que se aplicarán para subsidiar a las panaderías en lugar de los molinos.
Los incrementos en el pan son una constante en el país. En el año 2019 la suba anual fue del 47%, en el 2020 con plena pandemia del COVID se moderó el incremento llegando al 30%, y el pasado año estuvo cerca del 50%. La justificación del sector panadero tienen que ver no sólo con el valor del trigo y la harina en general, sino con otros de los ingredientes como manteca, aceite, sal, levadura y otros.
En este marco de análisis es interesante sumar el último informe sobre la formación de precios en el pan que publicó la FADA que señala: «Desde la producción primaria hasta el consumidor final, el 62,8% son costos, 23,2% impuestos y 14% el resultado económico de la cadena«. Y dentro de este esquema la panadería percibe mayor parte del porcentaje de cobro al productor pero es al mismo tiempo el eslabón que afronta la mayor cantidad de costos productivos entre impuestos, servicios, compra de materia prima y otros.
Con este marco la idea de aplicar un subsidio a las panaderías, que son quienes tienen los costos más altos en al producción de pan, el plan del gobierno para la actual modificación tiene lógica. Pero ahora se debe esperar un mes para saber si su implementación da una solución aceptable para panaderos y consumidores.