«La ganadería es un lugar para invertir»

Así los consideraron desde la consultora Zorraquin + Meneses, porque «las empresas chicas o medianas que tienen sistemas mixtos se están mostrando más resilientes ante cambios de escenarios de precios o de rendimientos agrícolas».

De esta manera explicaron que en los últimos años, en nuestro país, la agricultura en promedio tuvo mejor rentabilidad que la ganadería, en las áreas donde competían de igual a igual. Como consecuencia los rodeos de cría se movieron a zonas de menor aptitud de suelos o climática, y creció el engorde a corral de las categorías de invernada.

No parece que esta tendencia cambie en el corto plazo, pero los sistemas mixtos ganan por su resiliencia.

«Esto no quiere decir que el stock ganadero argentino esté creciendo, más bien está estancado o decreciendo levemente. Las razones son múltiples: necesidad de inversión mediana o alta, falta de créditos de largo plazo, una larga historia de restricciones al negocio para mantener la carne barata, la dificultad de atraer trabajadores capacitados con vocación por la actividad, y la mencionada menor renta versus la agricultura (y también versus la lechería)«, advirtieron.  

De esta manera, en el país el stock total está en el orden de los 51 a 52 millones de cabezas. Con una oferta de carne que para satisfacer la demanda interna y externa debe liquidar stock, explicando cierto aumento en la faena de hembras. Este año se faenarán unas 13,8 millones de cabezas y para tener equilibrio deberían ser menos de 13,5 millones (y para entrar en fase de retención menos de 13 millones).

«Con un mercado interno que, si bien no crece y consume en el orden de los 50 kilos/habitante/año, siempre está ávido del producto, aunque no pueda convalidar la suba de precios. Con un mundo donde el comercio de carne sigue subiendo, con demandas aún insatisfechas y con pocos países (Brasil y Australia sobre todo) que pueden acompañar el crecimiento. Y con precios y demanda en aumento. Esto ha hecho crecer la participación de la exportación como destino final de la carne de nuestro país. Y sucede en un momento donde la oferta interna no crece, lo que provoca (o provocará) algo menos de oferta al mercado interno», explicaron.

China es el gran comprador de volumen de Argentina y Europa el gran comprador de calidad. Estados Unidos también es relevante, aunque en menor medida, pero pasó algo disruptivo: el presidente Donald Trump anunció que se podrían comprar unas 60.000 toneladas más de carne en Argentina con arancel cero (que hoy tienen 26%) para lograr que baje el precio en su país. Los farmers americanos en llamas. Esto lo único que hace es alimentar las expectativas para el negocio, aunque, si la oferta no crece, lo que ocurriría es que se cambiaría un destino por otro (para Trump sería ideal que nuestro país achique dependencia de China) o bien que se reduciría la oferta al mercado interno. Para aumentar la oferta en el tiempo, lo principal sería agrandar la fábrica de vacas, o sea hacer más cría. Pero esta actividad crece lento, es el eslabón más complejo e históricamente de menor rentabilidad. Si esta parte del negocio no crece, algo va a cambiar. Y las “fábricas” de terneros van a tener un producto codiciado y demandado.

Hoy un ternero tiene un precio de unos 4500 $/kilo, con un novillo en los 3500 $/kg, una relación de 1,30. Los vientres preñados tienen un valor de entre 900 y 1100 dólares (y no valen más porque la actividad de cría no crece más), pero se sostiene la expectativa según concluyeron desde la consultora.