«La delicada situación de China, la proximidad de las elecciones en Estados Unidos y la salida del cepo cambiario, figuran entre otras variables condicionantes e inciertas«, destacó Gustavo Lopez, consultor de la Fundación Producir Conservando.
En un reciente análisis el consultor consideró que iniciado el nuevo ciclo agrícola 2024/25, en pleno desarrollo de la cosecha fina y a días de empezar la siembra de la gruesa, el panorama en cuanto a las variables externas e internas que influyen en el mercado en el corto y mediano plazo de los principales commodities, generan una fuerte incertidumbre.
Las expectativas de un marco mundial con una oferta abultada en la mayoría de los granos y una demanda que, si bien acompaña, lo hace a un ritmo menor, permite inferir un esquema de reservas y stocks más holgado que explica la caída en las cotizaciones que vivimos en los últimos meses en la mayoría de los productos.
Ello se da en especial en soja, ya que se espera una cosecha mundial récord de cerca de 430 millones de toneladas, 35 millones por encima de la del ciclo previo, impulsada por las proyecciones de excelentes cosechas en los Estados Unidos, Brasil y en menor medida en Argentina.
Esta situación, se traduce en un nivel en los stocks finales -sin considerar las reservas en China- cercano a 90 millones de toneladas, 27% por encima del ciclo previo, o el equivalente a la molienda anual de tres meses.
En el caso del maíz, la situación es similar, con altos niveles de oferta cercanos a los 1.220 millones de toneladas, pero con una mayor dinámica en la demanda, que permite prever inventarios algo más ajustados.
Finalmente, el trigo, si bien la producción mundial se estima como una de las mayores de los últimos años, el impacto de la sequía en el hemisferio norte, particularmente en Francia y en los ex – soviéticos (Rusia y Ucrania) impidió un desplome más abrupto en los precios de este cereal.
Si bien aún no está definida la cosecha de Maíz y Soja en el hemisferio norte, el desarrollo de los cultivos es muy bueno, esperándose una cosecha muy importante, en tanto que las previsiones para la oferta sudamericana, también excedentarias, llevó a una caída muy significativa en las cotizaciones que alcanzaron en el mercado de Chicago 86 US$/ton en soja, 42 US$/ton en maíz y 35 US$/ton en trigo, en el periodo comprendido de enero a septiembre del presente año.
Estas mermas son coincidentes si establecemos el horizonte de mayo del 2025 para maíz y soja, y enero 2025 para trigo pensando en la salida de la cosecha local.
Si este análisis lo hubiéramos hecho un mes atrás, las bajas serían aún más marcadas, pero ellas fueron atenuadas por una activa participación de los fondos especuladores que operan en Chicago, que sin duda estaban con posiciones muy vendidas, e intentaron equilibrar sus carteras con nuevas compras, que permitieron recomponer en parte las caídas descritas.
Ello implica valores en el principal mercado de concentración mundial de US$/ton 390 para la soja y US$ 175 para el maíz, ambas para mayo/25 y un trigo en valores cercanos en torno a US$/ton 211.
A esta realidad claramente bajista se suman otras variables relevantes en el marco externo.
Una de ella sin duda es la delicada situación macroeconómica de China, principal motor del mercado granario mundial, con alto déficit fiscal, que está influyendo en el mismo, con un ritmo más lento en cuanto a las importaciones de maíz y soja, coincidente con la acumulación de los más altos niveles de stocks de los últimos años.
A ello se suma el componente político dada la proximidad de las elecciones en Estados Unidos. Ante un posible triunfo republicano, se renuevan los temores que la nueva administración regrese a las hostilidades comerciales con el gigante asiático, limitando el flujo de los commodities y por ende deprimiendo aún más las cotizaciones de estos.
Todo lo descrito y la última crisis financiera en Japón, impactó en los mercados con altísima volatilidad, llevando a que la especulación migre hacia otros activos (fly to quality) más seguros y rentables.
Finalmente, el clima bélico en el Mar Negro, a casi dos años y medio de iniciada la contienda entre Rusia y Ucrania, también aporta su cuota de inseguridad en el mercado.
En el marco interno la situación no es mucho mejor.
Si bien la caída en los precios internacionales no se vio reflejada en su totalidad en el mercado local, los márgenes de la exportación y la industria, tanto en el corto plazo, como en el mediano considerando el ciclo 2024/25 son muy reducidos o bien negativos.
Otro punto relevante es el cambiario. El actual mecanismo de actualización periódica conocido como “crawling peg” con el objetivo de mitigar el impacto de posibles shocks con su posterior traslado a precios o evitar el atraso cambiario; limitado al 2% mensual lleva a que el dólar oficial avance a un ritmo muy lento, por lo cual a pesar que se estableció para las operaciones granarias un “dólar exportación” (se considera el 80% del oficial y el 20% del contado con liquidación -CCL) algo mayor, no le resulta al productor muy atractivo para vender su mercadería.
Ambos temas influyen en cuanto al retraso en las ventas de los productores y la prácticamente inexistencia de operaciones declaradas al exterior para el próximo año. Solo se registraron 400 mil toneladas de maíz para embarque para embarque marzo-abril del 2025.
Otro interrogante no menor es la salida del “cepo cambiario” que al no tener certezas en las fechas presiona a la baja las ventas de los productos.
El productor enfrenta además un ciclo climático, que luego de un evento “Niño” transita por una neutralidad con cierta heterogeneidad en cuanto a las precipitaciones por zona y volumen, lo cual genera preocupación, particularmente en cuanto a la implantación de la cosecha gruesa.
Luego de una campaña de maíz caracterizada por el flagelo que significó la “chicharita” reduciendo en más de 10 millones de toneladas las expectativas originales de producción, se espera que haya una caída en la siembra de este cereal, migrando muchos productores a soja y en menor medida al sorgo. En el caso de la soja, la opción del doble cultivo tanto sea con trigo o cebada, se presenta como una alternativa interesante desde el punto de vista de los márgenes de rentabilidad.
Recordemos, que el incremento de los costos de los insumos (fitosanitarios, fertilizantes, combustibles etc.) sumado al elevado nivel de los precios de los arrendamientos, llevó a que muchos planteos sean poco viables.
Si bien resulta auspicioso la concreción de la baja en 10 puntos a 7.5% en el llamado “impuesto país”, y la prometida eliminación de este gravamen hacia fines del corriente año, es difícil que ello se vea reflejado en menores costos, al menos en el corto plazo, de insumos de origen externo (fertilizantes, maquinarias etc.).
Finalmente, la tan ansiada reducción/eliminación de los derechos de exportación, tampoco se prevé al menos en el corto plazo, y ello se torna imprescindible en este marco de precios deprimidos y costos crecientes en dólares.
En síntesis, estamos transitando una época de gran incertidumbre, tanto por factores exógenos, como por otros endógenos que impactan en forma significativa en las decisiones de los productores, en algunos casos favorablemente y en otros no tanto, por lo que deberán estar preparados para enfrentarlos de la forma más eficiente, utilizando todas las herramientas disponibles que les permita minimizar los riesgos y maximizar los beneficios.
Fuente: Fundación Producir Conservando