«Nadie puede predecir la semana próxima y menos el mediano plazo (cosecha fina y gruesa), con lo cual los planes elaborados siguen más por inercia que por convicción«, consideró el análisis de la consultora de empresas del agro Zorraquin + Meneses.
El reciente informe indica: Por el momento las empresas están midiendo los daños y/o beneficios de las últimas medidas económicas, dado que si bien todos esperaban de alguna manera una devaluación, nadie la esperaba al día siguiente de las PASO. Como tampoco que fuera del 22%.
Con lo cual, tras el impacto las empresas comenzaron a medir ganancias o pérdidas en función de cuán expuestos estuvieran en pesos o dólares, tanto sus activos como sus pasivos.
A partir de ahora se comienza a discutir cómo será el futuro cercano, refirió la consultora en su informe de agosto.
En cuanto a los planes y decisiones, de corto y mediano plazo, considerando los tiempos del agro, «las empresas entran en un clásico esquema defensivo que se puede sintetizar en retener el cereal remanente (si existe todavía), financiarse de alguna manera y parar las inversiones que se puedan frenar».
Los “Excel” proyectados de la campaña, usando rendimientos promedio y con los costos actuales (insumo/producto) no parecen muy atractivos. Pero, quién puede decir que los precios incluidos en dichos cálculos serán los que finalmente quedarán. Y todo esto en un contexto climático que todavía tarda en definirse.
Los aciertos en campañas como la presente son más por casualidad que por estrategia, lo que no quita que la empresas están muy activas y recalculando sus planes en forma permanente. Pero sabiendo que el resultado es impredecible y que mucho no tendrá que ver con las acciones puertas adentro de las mismas.