Menores rindes por la sequía y más carga tributaria. ¿Qué pasa con el IVA cuando los rindes bajan? ¿Cómo se reparte lo que recauda el Estado?, indicó el reciente estudio de la fundación acerca de lo que ocurre con el agro argentino.
El Índice FADA arrojó un aumento de cinco puntos con respecto a la medición anterior de octubre
de 2022. Uno de los motivos es la profunda sequía que atraviesa el país, porque hace que los
rindes disminuyan, pero aun así la recaudación estatal se sostiene.
“Uno esperaría que si la producción baja, sea por sequía o el motivo que sea, la presión de los impuestos también baje. Sin embargo, por la estructura tributaria que pesa sobre la producción agrícola, un evento adverso como la sequía, en lugar de reducir el peso de los impuestos, lo aumenta. Esto es debido a que, el impuesto con mayor participación es el derecho de exportación que, al actuar sobre el precio bruto, no reconoce caídas en la rentabilidad. Así, a medida que empeora la sequía, aumenta la participación de los impuestos sobre la renta”, explicó David Miazzo, Economista Jefe de FADA.
Que baje la producción por la sequía también hace que se alteren los saldos de IVA de los productores, indican desde FADA. “El saldo técnico es el resultado de la resta del IVA pagado en compras y el IVA percibido por sus ventas. Para los productores, comercios e industrias, el IVA debería tener un efecto neutro, ya que es un impuesto destinado a que lo pague el consumidor final. Sin embargo, si se acumulan saldos técnicos por una situación excepcional como una sequía que hace caer las ventas, el productor no puede usar ese saldo para pagar otros impuestos ni lo puede recuperar fácilmente, por lo que directamente se convierte en mayor carga fiscal”, aclaró Miazzo.
Los productores agrícolas no sólo se ven afectados por una mayor carga tributaria, sino que una reducción sustancial de la producción genera pérdidas económicas y dificultades para pagar deudas y compromisos.
En este tipo de situaciones, si bien todos los productores se ven afectados, los más chicos tienen menor capacidad para absorber el impacto y corren el riesgo de salir de la actividad.
“Una sequía de esta magnitud no sólo es una mala noticia para los productores, sino para toda la Argentina”, advierten desde FADA. Por un lado, ingresarán entre 10.000 y 15.000 millones de
dólares menos por exportaciones, generando mayores presiones cambiarias que las existentes, ampliando la brecha y generando mayores expectativas de devaluación. Por otro lado, la sequía le puede restar unos 3 puntos al PBI, ya que se reduce la actividad económica, porque hay menos producción, transporte, industrialización y exportación.
Estos efectos se sentirán en mayor medida en los pueblos y ciudades del interior productivo, donde la
producción agropecuaria representa la actividad económica.
Fuente: FADA