Alta incertidumbre por inflación y baja confianza en el gobierno

Con cuatro posibles escenarios para la economía argentina, desde la Fundación Mediterránea exploran la situación país entre inflación y baja confianza en el gobierno.

«La economía argentina se encuentra frente a un escenario de altísima incertidumbre tanto en el corto como en el mediano plazo», explica el análisis de Gustavo Reyes para la Fundación Mediterránea.

El informe de la fundación considera: La elevada inflación y la alta volatilidad del mercado cambiario de los últimos días generaron un escenario de enorme incertidumbre para la economía argentina, tanto en el corto como en el mediano plazo. En el corto plazo, la caída en los indicadores de confianza del Gobierno y la cercanía de las elecciones incrementan la dificultad de estabilización y recuperación. Sin embargo, el acuerdo con el FMI ayuda a que la economía no se dirija necesariamente hacia una situación de desestabilización total. 

Existen cuatro escenarios posibles a analizar en base a lo que ocurra en el corto y mediano plazo -post elecciones. En ambos casos, podemos encontrarnos ante perspectivas que podrían ser buenas o malas. Siendo optimista a corto plazo, la situación continúa relativamente estable, con un esquema débil y similar al actual. En el escenario pesimista, la economía se desequilibra totalmente. 

Ahora, en un escenario optimista de mediano plazo, la economía se embarca en un camino de lenta recuperación, mientras que en el pesimista, no se logra escapar del clima de estancamiento.

Combinando estas cuatro alternativas obtenemos cuatro escenarios distintos, de los cuales tres de ellos se asemejan a períodos de la historia económica argentina ya vividos. 

El primer escenario es aquel donde la economía argentina se descontrola, pero luego se recupera. Esto ocurrió dos veces en los últimos 50 años: en 1988-1994 y en 1999-2007. La inflación, el PBI[2] per cápita y el poder adquisitivo de los salarios registraron cifras alarmantes durante el período de crisis, para luego estabilizarse en la recuperación. Además, durante la fase de descontrol, el tipo de cambio nominal supera a la inflación, generando un aumento en el tipo de cambio real (TCR) y viceversa en la etapa de recuperación.

El segundo escenario, que ya ocurrió entre 1972 y 1990, cuando la economía sufrió un colapso en el corto plazo y no logró una posterior recuperación. En este caso, la inflación se mantuvo alta pero estable y luego aceleró en períodos de crisis. En ese período el PBI per cápita se vio afectado negativamente por el estancamiento sostenido de la economía y el poder adquisitivo de los salarios se contrajo, recuperándose parcialmente luego de las crisis. El tipo de cambio real se mantuvo muy volátil durante todo el período.

El tercer escenario, donde no se descontrola la economía, pero tampoco se recupera luego de las elecciones, es aquel que viene sucediendo en los últimos diez años. En estos años, el PBI per cápita se redujo paulatinamente, a la vez que la inflación demuestra una tendencia alcista y el poder de los salarios se contrae permanentemente. El tipo de cambio real resulta estable al principio pero luego muestra una tendencia creciente con una importante ampliación de la brecha cambiaria.

El cuarto escenario, en el cual la economía no se desestabiliza y luego sí logra recuperarse no ha sucedido nunca en los últimos 50 años.

Existen cuatro indicadores claves para monitorear y analizar el desarrollo futuro de la economía argentina. Por un lado, las variables exógenas son la tasa de inflación de Estados Unidos y el precio internacional de las commodities. Mientras que la tendencia al fortalecimiento de la moneda estadounidense debilita la moneda local y las posibilidades de financiamiento para países emergentes, el precio internacional de las commodities se mantiene alto, favoreciendo a la Argentina.

Por otro lado, las variables endógenas son el entorno político y el acuerdo con el FMI. En cuanto al primero, la renuncia del ex ministro de Economía, Martín Guzmán, los desacuerdos en la coalición gobernante y la dificultad de la nueva ministra para armar un equipo han jugado en contra de un escenario favorable. Para contrarrestar esta situación, es importante que, desde el Ministerio de Economía, se demuestre un compromiso creíble con las metas del FMI y que dichas medidas tengan un apoyo explícito por parte del Gobierno y los principales partidos opositores.

De esta forma, en los próximos meses resultarán claves, tanto el escenario externo como las señales que genere la flamante ministra de Economía, Silvina Batakis, y el contexto político interno, para definir en qué escenario se embarcará la Argentina en el corto plazo