Recorrer el potrero y conocer las plantas que pueden ser consumidas por la hacienda deben ser prácticas incorporadas por el productor para evitar pérdidas, explicó a RD Alejandro Cariola, docente de del ISEA de la Sociedad Rural y de la UBA (en la Facultad de Ciencias Veterinarias) y asesor de establecimientos agropecuarios ganaderos.
Desde el Instituto Superior de Enseñanza Agropecuaria de la Sociedad Rural Argentina (ISEA) se impulsan junto al IPCVA cursos de capacitación virtuales sobre diferentes temas de interés para el productor ganadero, abordando cuestiones como; Reservas forrajeras, Bienestar Animal, Buenas prácticas Sanitarias y muchos más. “En mi caso soy el responsable del curso de Plantas Tóxicas para el ganado vacuno. Resulta fundamental que el productor ganadero conozca las especies vegetales presentes en sus potreros, dado que existen numerosas plantas, forrajeras o no, que presentan toxicidad en el ganado, causando desde daños a la salud del mismo, hasta su muerte. Hay plantas que resultan tóxicas en todo su ciclo productivo, tanto en la etapa vegetativa como reproductiva. Otras son tóxicas sólo en determinados momentos de su ciclo productivo, a pesar de que las utilizamos como forrajeras”, explicó.
Esta toxicidad momentánea se da en el sorgo (que es un verdeo de verano, pensado para cubrir el bache forrajero ). Presenta ácido cianhídrico como principio activo, el cual durante las primeras etapas de la planta puede generar la mortandad del animal que lo consume. Por esa razón se debe tener cuidado, y el productor puede reconocer que los bovinos que mueren (luego de comerlo) tienen un color diferente en su sangre por la asfixia que sufren.
A modo de ejemplo el profesional citó algo particular que se dio este año, en algunos lotes, con el consumo de maíces sembrados para cosecha, que debido al estrés hídrico fueron destinados para el pastoreo. La sequía provocó en ellos altos niveles de nitratos, lo que generó toxicidad en los animales que pastorearon esos materiales, llevándolos a la muerte.
Cariola considera importante diferenciar entre plantas dañinas y plantas tóxicas. Las dañinas, son aquellas que pueden disminuir el valor del producto animal o alterar las condiciones productivas, llegando en algunos casos a provocar trastornos en la salud del animal. De alguna manera afectan la capacidad de producción del mismo, pueden traer problemas en leche, carne y lana, entre otros. Un ejemplo típico de este tipo de plantas es la ortiga (Urtica urens), que posee pelos urticantes en tallo y hoja por lo que produce irritación o prurito, sobre todo en el caso de los terneros afectando su morro, indicó. Otro ejemplo es el Trébol de olor blanco o melilotus, que transfiere características organolépticas a la leche, dándole un olor particular con suconsecuente pérdida de calidad. En cambio las plantas tóxicas, son las que al ser ingeridas por el animal producen un trastorno o daño a la salud del mismo, que se dan a nivel de los distintos aparatos o sistemas, pudiendo causar la muerte. Hay ejemplos de mayor gravedad como ocurre con el duraznillo negro, que está en la mayor parte del país en los montes de reparo, y ocurre que en los días de tormenta en los que el animal va al monte a guarecerse, consume las hojas por error, causándole una intoxicación aguda y a las pocas hora su muerte.
Otras plantas tóxicas tienen un efecto más lento, y producen una intoxicación de curso crónico donde se observan los problemas con el tiempo. Así ocurre en la región pampeana con el caso del duraznillo blanco, que causa un daño progresivo en el animal, dado la acumulación de calcio en sus órganos blandos.
El entrevistado refirió que el objetivo del curso está centrado en que los productores puedan llegar a reconocer las plantas tóxicas, y con ello saber determinar si las mismas existen en sus potreros. Es recomendable el reconocimiento previo del lote en el que va a estar la hacienda pastoreando, verificando la no existencia de estas especies vegetales. Si se encuentran plantas de este tipo se puede recurrir a un control químico o buscar otras opciones como delimitar los sectores con problemas para que no entre el ganado. Esto implica también un manejo adecuado, ya que si se van a incorporar animales con algún tipo de estrés, hambre, muchas veces no seleccionan lo que van a comer y tienen mayor riesgo de ingerir especies de este tipo. Igual ocurre cuando se trae hacienda de otras regiones, esto se ve con el romerillo que es de la zona del litoral y afecta al ganado que se incorpora porque ese rodeo no reconoce la planta y la come.
También se puede mencionar lo que se observa luego de una helada en el cardo asnal, que al debilitarse las espinas de la planta el ganado la ingiere y entonces se ve afectado por el alto nivel de nitratos que tiene el cardo. Después de una sequía, con el rebrote también puede haber un incremento de las sustancias tóxicas de algunas especies
En relación a la toxicidad de las forrajeras, Cariola destacó que esto sucede por una reacción natural de defensa de las plantas, que tratan de evitar la defoliación y así poder sobrevivir. Para ello en ciertas circunstancias elevan a modo de defensa sus componentes tóxicos y de esa manera evitan la defoliación, permitiendo recuperar su biomasa.
“Es fundamental, como productores, que entendamos que estamos trabajando en empresas ganaderas y necesitamos gente capacitada que sepa manejar correctamente la relación suelo- planta- animal para poder lograr los máximos beneficios. Teniendo en cuenta que la rentabilidad tiene cada vez márgenes más finos y además debemos pensar en la eficiencia que permita lograr la mayor sustentabilidad y continuidad del sistema”, concluyó.