La Sociedad Argentina de Tecnologías Embrionarias busca regular la actividad de este tipo de biotecnologías y apuntar a una certificación con reconocimiento de los organismos como SENASA.
Javier De la Mata, médico veterinario, asesor privado y docente de la UNLPam, es el nuevo presidente de la SATE y explicó a RD el trabajo que se viene haciendo a nivel nacional con esta entidad fundada en el 2012.
Especializado en reproducción bovina, hace tiempo forma parte de la institución que agrupa a técnicos relacionados a la transferencia de embriones in vitro e in vivo para diferentes especies en la ganadería (incluso en pequeños rumiantes) y para otros usos como los equinos destinados al deporte. De la Mata, indicó que en la comisión directiva hay representantes de esos diferentes grupos de uso tecnológico. “Cada dos años hacemos un congreso que le acerca a los socios una fuente de actualización y de conocimiento. Por otro lado, estamos trabajando en una certificación con diferentes estándares pensando en que sirva a entidades regulatorias como SENASA y que sea útil para la exportación”, indicó.
Viendo el panorama internacional, consideró: “Argentina después de Brasil es el segundo país en producción de embriones, dentro de Sudamérica. El ranking estaría liderado por EE.UU. y Brasil, después podríamos hablar de la Unión Europea como una fuente de producción de embriones y comercialización y en ese orden seguirían Canadá y Argentina, pensando en bovinos. En cuanto a equinos, estamos entre los países de mayor actividad porque se relaciona al polo. Y en general, hay un potencial enorme”.
Las normativas para el comercio de embriones existen, con la Sociedad Internacional de Tecnología de Embriones, que está en relación con la OIE, y entre ambas entidades existe un código regulatorio para manejar el germoplasma además de temas de sanidad. “Basados en esta información internacional intentamos estandarizar bajo normas similares logrando así que el país cuente con un sello de calidad a la hora de exportar”, dijo a RD.
Pensando en La Pampa, recordó que su padre es veterinario y un pionero en cuanto al uso en la provincia de embriones in vivo para bovinos, siendo una técnica que no tiene mucha antigüedad en el mercado. Porque su auge fue en los ‘80 y desde entonces se empezó a aplicar en cabañas pampeanas. Se apunta a lograr un producto animal mejor, así algunos pampeanos llevan dos décadas utilizando estas biotecnologías para desarrollar sus rodeos.