Así lo aseguraron los especialistas del Observatorio para los Agroecosistemas del Instituto de Clima y Agua del INTA, quienes analizaron los focos de calor en el período 2000-2019. Los valores de precipitaciones mínimos y las altas temperaturas, entre las causas.
Una reciente estimación del INTA asegura que en La Pampa hay 2 millones de hectáreas en alto riesgo de incendios, con una gran cantidad de acumulación de material vegetal en zonas inaccesibles y poca disponibilidad de agua. En este contexto, especialistas del Área Observatorio para los Agroecosistemas del Instituto de Clima y Agua del INTA analizaron los focos de calor detectados en La Pampa, desde noviembre de 2000 hasta agosto de 2019. Los resultados del estudio.
De acuerdo con Patricio Oricchio –investigador del Observatorio del Instituto de Clima y Agua del INTA–, “en los meses de diciembre y de enero se registran casi cinco veces más de focos de incendios que durante el resto del año”. Entre las causas, señaló los valores de precipitaciones mínimos y las altas temperaturas propias de la época estival.
En este sentido, detalló que, para llegar a estos resultados, analizaron los datos históricos de noviembre de 2000 a agosto de 2019, lo que les permitió estudiar los focos de calor en la provincia y concluir que “existen condiciones de riesgo moderado a alto que deberán ser monitoreadas en los próximos meses para ver si las condiciones mejoran o se tornan más críticas”.
Con respecto a las zonas más vulnerables, Oricchio detalló que “la mayor cantidad de focos suelen presentarse en los departamentos de Caleu Caleu, Utracán, Lihuel Calel, Chalileo, Lonventué, Curacó y Limay Mahuida”.
En este punto, el especialista aclaró que “si bien el estudio se hizo para La Pampa, la situación es extensible a cualquier región que tenga condiciones extremas de falta de precipitaciones y altas temperaturas, sumado a cobertura vegetal seca que favorecen a riesgos mayores”.
Por su parte, Gabriela Posse Beaulieu –coordinadora del Área– se refirió a la tecnología implementada para elaborar este trabajo: “Tuvimos en cuenta la detección de focos mediante el uso de sensores remotos tales como el sensor MODIS en los satélites AQUA y TERRA y la estadística básica con los focos”. Y detalló que para este informe “no se analizó ni la cobertura vegetal ni su evolución a lo largo del tiempo”.
“Este primer análisis consistió en acumular la cantidad de focos de calor detectados en La Pampa en el período 2000-2019 para, luego, extraer los focos por la división departamental de la provincia y, por último, realizar un enfoque sobre los meses de octubre, noviembre y diciembre”, especificó María Eugenia Beget, investigadora del Observatorio.
En tanto, María de los Ángeles Fischer –colega de Beget en el Área– se refirió al constante monitoreo que realizan de los focos y explicó que “observan las figuras en las que se ve la evolución del NDVI cada ocho días comparado con la misma fecha del período 2012-2018 con el sensor VIIRS del satélite NPP con una resolución espacial de 500m”.
“Además, agregamos una imagen donde se muestran los departamentos de La Pampa y en color los que presentan mayor cantidad de focos”, explicó.
Pablo Vazquez –especialista en gestión ambiental y recursos naturales del INTA Anguil, La Pampa– aseguró que “en La Pampa ya se quemaron poco más de unas 63 mil hectáreas y la mayor parte de esta superficie corresponde a quemas prescriptas por el INTA”.
A su vez, especificó que “de las 63.051 hectáreas quemadas, 25.585 ocurrieron entre octubre y diciembre de 2019” y “la totalidad de esta superficie, asociada a quemas clandestinas o provocadas por condiciones naturales, ocurrió en zonas definidas como riesgo 2 y 3 en el informe de alerta temprana de incendios realizado por el INTA Anguil de La Pampa en mayo de 2019”.
Incendios: mejor prevenir que combatir
Alejandro Pezzola –especialista en sistemas de información geográfica del INTA Hilario Ascasubi, Buenos Aires– aseguró que, “el fuego es un moderador del paisaje, pero cuando su frecuencia excede, el ritmo natural, se produce un desbalance con graves pérdidas para el ecosistema y en la economía del territorio”.
En este sentido, desde el INTA consideran fundamental poner el foco en las tareas de prevención que consisten en mantener limpias de material combustible las picadas cortafuego, alambrados e instalaciones.
“Para prevenir los incendios, se recomienda hacer un adecuado manejo del pastoreo y rotación de cultivos en zonas susceptibles de incendio, como así también realizar quemas preventivas controladas en los momentos adecuados durante el año”, señaló Pezzola.
En el periodo estival es el de alta vulnerabilidad de nuestro ecosistema pastizal, que cubre parte del sur de Buenos Aire, Rio Negro; tenemos que recordar que vientos de más de 20 km/hs. la propagación de las llamas es rápida y en esas condiciones se dificulta el ataque y contención de los incendios.
Además de mantener alambrados, cortafuegos, picadas e instalaciones libres de vegetación con arado o rastra de discos en una franja de ocho metros a cada lado del alambrado en los potreros con vegetación baja y de 20 metros en los campos con monte.
También es importante no dejar materiales inflamables expuestos a altas temperaturas como leña, papel, pintura y/o combustibles, como así también mantener los accesos despejados y tanques australianos llenos de agua.
A su vez, resulta imprescindible realizar corta fuegos de 20 metros, en los potreros linderos a las rutas o líneas férreas, ubicados entre el alambrado y la vía de comunicación. Asimismo, coordinar con municipios y vialidad provincial-nacional el mantenimiento de las banquinas de rutas.
Para el interior del establecimiento, los técnicos del INTA recomiendan mantener los márgenes de alambrados libre de vegetación. Y, cuando se realicen quemas de potreros, en los meses de otoño e invierno, avisar con 72 horas de antelación a los cuarteles de bomberos más cercanos para una buena planificación. “En los meses más calurosos no se deben realizar quemas”, resaltó Pezzola.
En todos los casos, es clave tener muy presente los parámetros de temperatura, humedad y viento para realizar quema controlada, para lo cual es importante consultar los pronósticos climáticos.
Las condiciones generales nos indican una alta peligrosidad, en la zona del Espinal y del Monte, con las precipitaciones por debajo de la media histórica, y con un aumento paulatino de la temperatura, se deben extremar las precauciones para evitar los incendios rurales y forestales.