El nabo como cobertura y forraje en La Pampa

Sandro Raspo, ingeniero agrónomo de Grupo Suelos y Sistemas, consideró que «todos estos años de agriculturización han dejado su huella y ya no nos está yendo tan bien y justamente se ve junto con los cambios abruptos de clima». Por esa razón la búsqueda de más nitrógeno, más carbono y más nutrientes es necesaria y los productores van tomando conciencia.

En esa búsqueda de mejorar el suelo los cultivos de cobertura ayudan a los ambientes. Raspo recordó que desde la Facultad de Agronomía de La Pampa ya en el año 1995 Alberto Quiroga como profesor le mostró este tipo de cultivos y le contó que era útil para evitar la erosión eólica y limitar la evaporación de la humedad del suelo.

«Nosotros comenzamos en el 2003 a implementarlo en el campo y desde entonces nunca lo dejamos y lo hemos ido contando e diferentes encuentros en el país. Esto va creciendo, hoy hay mucha cobertura en Entre Ríos, en Córdoba, en Santa Fe, en La Pampa y esto se debe Quiroga y el ingeniero Gabriel Garnero que han sido punta de lanza», aseguró. El avance de este trabajo es tal que hoy ya se está aplicando en los viñedos.

Raspo destacó que el cultivo de cobertura va de la mano con el cuidado ambiental y servirá para que la sociedad vea que disminuye el uso de herbicidas. «Acá vemos un cultivo de vicia (señaló en el campo La Recuperación) y está hecho casi sin herbicidas. Y nosotros tenemos que demostrarle a la sociedad que Argentina en los próximos 10 años va a dejar de usar 10 millones de litros de esos productos«, consideró.

El ingeniero destacó que la pérdida de materia orgánica en el campo es preocupante porque su recuperación es más difícil. Además, la cobertura da mayor estabilidad a los sistemas agrícolas y así se pueden tener buenos rendimientos necesarios para la rentabilidad.

EXPERIENCIA CON EL NABO

«Estos nabos cuando los introdujimos en los sistemas hace cinco años lo hicimos para buscar descompactación biológica por la raíz del nabo y además lograr biodiversidad en los cultivos. Eso se observa con la presencia de flores en un momento donde no se ven aportando a la diversidad con más insectos y pájaros», manifestó.

El nabo se da en el invierno y así produce forraje y al mismo tiempo descompacta el suelo.

El nabo sirve como cobertura y como alimento al ganado que come la hoja y cuando aprende ingiere el tubérculo, que aporta azufre y muchos minerales. Raspo destacó que también está experimentando en otro campo remolacha forrajera con estudios promisorios en un primer año de trabajo.