Los puntos claves de la ganadería vienen definidos hoy por la demanda, señaló Aníbal Pordomingo, EEA Anguil de INTA, investigador del área de Bovinos para Carne enfocado en nutrición, alimentación, rendimiento y calidad de carne. «Se buscan más kilos por carcaza, por animal, pensando en ciertos calibres a los cuales no estamos acostumbrados«, destacó.
En diálogo con RD explicó que se debe considerar cómo la genética aporta a la eficiencia, las etapas de cría y recría observando lo que tiene que ver con la nutrición de la madre y sus efectos sobre el ternero y futuro novillo. Y también aspectos del engorde, porque no sólo se terminan los animales en 60 ó 90 días sino que hay que extenderse para producir más carne y no más grasa. «Esto obliga a un rediseño del sistema de alimentación, viendo la propuesta de alimentación en cada campo porque no es sólo dar maíz con un concentrado sino mirar como se estira la alimentación de manera eficiente para no colapsar luego de 70 u 80 días. Logrando más carne pero evitando el riesgo del corral para tener un peso vivo de calidad«, agregó.
Pordomingo manifestó que en la etapa temprana, hasta el destete, se debe pensar en la recría por el impacto que ese crecimiento va a tener luego en el engorde y la balanza entre musculatura y grasa. En la recría la dieta no sólo se debe planificar por la composición sino también por la presentación, «si nos vamos a mucho almidón que llega al intestino, el riesgo es mandar señales de engrasamiento temprano, algo que hacemos en los modelos clásicos», explicó.
Ante la consulta de apostar a las nuevas razas o enfocarse en mejorar lo que ya se conoce, el investigador consideró que hay que analizarlo. En la búsqueda de mayores calibres, con animales que presenten más músculos se da una buena oportunidad para los cruzamientos, que significa optar por biotipos más carniceros en los rodeos de cría que antes no estaban con esa presión, se está recurriendo así a las razas británicas y a algunas continentales. Y la otra alternativa es explorar las líneas que tenemos dentro de la hacienda que venimos usando, pero eso depende de las dimensiones de los rodeos y establecimientos para poder conseguir esa variabilidad de mayor «rendimiento carnicero o de góndola».
«Una dimensión que el productor y todos hemos explorado menos, porque hablamos de rendimiento al gancho, o sea cuanto de res sacamos por cada animal, viendo el peso vivo y lo descontado al desbaste. Hacemos ese primer calculo viendo porcentajes, pero cuando sacamos una res tenemos hueso, grasa y carne, y cuando uno de esos elementos excede lo deseable con huesos largos o mucha grasa se ve reducido el rendimiento carnicero», analizó.
Por esta situación, señaló, puede ocurrir que dos carcazas del mismo peso tengan rendimientos carniceros distintos obteniendo una diferencia económica de importancia. Es por esa razón que la evaluación del proceso ganadero se debe intentar realizar hasta la carne, hablando de peso y conversión pero viendo al final el rendimiento carnicero o en góndola que significa cuánta carne queda al desarmar una carcasa.