«Nos viene muy bien el cultivo porque rotamos en invierno con los verdeos, o sabemos salir de girasol a pasturas. De esa forma dentro de nuestro sistema está muy bien ubicado«, dijo Walter Piper, ingeniero y asesor para la firma El Marrullero.
Como participante de la reciente jornada de girasol realizada en General Pico por ASAGIR, INTA y APALP, contó a RD que llevan adelante un sistema mixto de ganadería y agricultura en la zona entre Colonia Barón y Quemú Quemú.
«Trabajamos con siembra directa en una superficie para girasol que oscila entre 500 y 1.000 hectáreas dependiendo del año, el agua acumulada y la situación de mercado«, dijo a este portal. Se trata de un cultivo para molinería, si bien en algunas oportunidades se optó por oleicos.
La elección del girasol, aún cuando tiene algunos problemas para el control de malezas que no se dan en soja o maíz, se ve como una herramienta muy interesante en la rotación productiva y también tiene a favor la disponibilidad de efectivo que se genera en la zona.
El girasol es elegido por la empresa hace varias décadas, recordó, como parte de la propuesta productiva.
Piper manifestó que en la zona donde están, aún contando con sectores de tosca, hay influencia de napas y aunque el ideal es arrancar con un perfil saturado de humedad (a dos meses de la siembra) se podría pensar en una implantación temprana. Mientras, se aguardan las lluvias pronosticadas por el fenómeno de «El Niño» y se espera que no haya heladas muy intensas en esas fechas.
Recordando la campaña que concluyó, el ingeniero dijo que el girasol rindió dentro del promedio, con lotes de 2.500 a 2.700, usando diferentes híbridos entre lotes con tosca, arenosos o con otras variables.