“A la ganadería se la mira desde muchos ejes y a veces se la critica por una imagen de no sustentable, pero desde otro lugar es el instrumento para construir sustentabilidad en los sistemas agropecuarios o naturales”, señaló Aníbal Pordomingo.
“La realidad en la ganadería argentina es que aún en la diversidad de la geografía del país tiene una base pastoril muy importante, sobre todo para cría y recría por más que utilice el engorde a corral en las etapas finales”, dijo a RD el especialista del INTA.
Observando la actividad desde lo racional y desde el equilibrio que aporta a la sustentabilidad, consideró, que los pastizales bien manejados pueden operar como espacios de recaptura de carbono y se asocian al balance. Además, consideró, está el componente social para la calidad de vida y el desarrollo de las comunidades rurales. “Hemos visto que donde se retira la ganadería se va el poblador, como se ve en zonas agrícolas en la medida que baja la necesidad de mano de obra”, afirmó.
Desde la eficiencia hay una crítica al pensar en la procreación y el destete, porque una debilidad es que el país aún no mejoró la cantidad de terneros por vaca.
Por otra parte, acelerar la producción de las etapas engorde reduce la emisión al tener menos tiempo al animal en stock. Quizás el punto débil es la concentración y la contaminación focalizada en el lugar donde están. Sin embargo, esa contaminación localizada a veces es muy mitigable y esa etapa no representa más del 15% de toda la producción de carne.
La ganadería puede ser una herramienta para mejorar y gestionar ambientes, como se observa según Pordomingo, en lugar de pastizales y arbustos donde la existencia de mucho material significa incendios forestales. En esos lugares el animal consume material combustible al que no es sencillo acceder de otra forma para controlar la biomasa.
En las regiones inundables las pasturas de leguminosas con buenas capacidades de bombeo de agua ayudan a disminuir o controlar el ascenso de la napa freática que es a veces un gran problema para la agricultura. Eso se observa en algunas regiones donde retrocedió la ganadería que actuaba como un regulador.
“Podemos imaginarla como cuestionable, según cómo lo analicemos, o mirarla como un gran instrumento para la gestión del ecosistema”, dijo Pordomingo.
La sustentabilidad es un atributo a resaltar para que el producto se pueda comercializar. Sin embargo, un concepto equivocado es que sólo se debe producir carne de bovinos, porque se necesita una canasta de proteínas variadas que incluya otras carnes y vegetales para alimentar a la población. “Ese es el rol de la ganadería, ser parte de una oferta para el mercado argentino y global”, indicó.