Los últimos puesteros: “El pelado Montiel”

Con su mirada serena
lo recuerdo a este puestero,
allí en los puestos del cielo
recorriendo a paso lento,
como esperando en el tiempo
su oficio de camionero.
Por el puesto La Isabel
también por El Orejano,
él siempre daba una mano
al puestero desolado,
aquel que llora al Pelado
por el Oeste Pampeano.
Anduvo de Puesto en Puesto
en su camión colorado,
de pecho blanco y tostado
por las huellas guadalosas,
llenando de mariposas
la caja del encarpado.

Versos extraídos con permiso del autor, Ariel “Alpataco” Vazquez, del libro “Los últimos puesteros”.